¿Por qué es importante dormir completamente a oscuras?

En la edad de la tecnología resulta muy común terminar el día leyendo un libro con un iPad o revisando las fotos de Instagram que acaba de colgar un amigo en otro continente. Sin embargo, los científicos advierten de las consecuencias de dormir sin apagar nuestros aparatos electrónicos, por la alta concentración de ondas fluorescentes que emiten, y cómo éstos afectan a la hormona que produce la melatonina.

La biología circadiana se ha convertido en un campo de investigación amplio y muy dinámico, con repercusiones en nuestra salud y bienestar. Los cambios en los patrones de descanso pueden afectar al reloj natural del cuerpo, conocido como ritmo circadiano. Estudios recientes demuestran los devastadores efectos de estas luces, no solo en el reloj humano sino también en la función de los órganos. La neurocientífico de la Universidad Thomas Jefferson, Anne Marie Chang, admite que la luz desconcierta al ritmo circadiano.

Hemos descubierto que la luz es clave a la hora de resetear el reloj humano. También sabemos que la melatonina presenta sus niveles más bajos durante el día y que comienza a segregarse horas antes de ir a dormir, aunque sus niveles más altos se producen en mitad de la noche”.

Avalando las palabras de Chang, la asociación de médicos norteamericana ha adoptado la política de reconocer que la exposición excesiva a la luz, durante la noche, incluidas las luces de la pantalla del ordenador u otros aparatos electrónicos, es particularmente dañina para niños y adolescentes porque previene la transición fisiológica natural de la melatonina.

El reloj biológico es el responsable de que nos dé sueño por la noche e influye en nuestro humor, estado de alerta e incluso en nuestro riesgo de sufrir un paro cardíaco. «Necesitamos concienciarnos más sobre la importancia que tiene la higiene del sueño y lo relevante que es asegurarnos de que estemos yendo a la cama a una hora adecuada», afirmó Juleen Zierath, de la Asamblea del Premio Nobel.

El efecto de la luz nocturna en el cuerpo humano continúa siendo motivo de estudio, tras descubrirse cómo afecta la exposición continuada a la luz en plantas y animales, y cómo podría incrementar el riesgo de algunos tipos de cáncer, de hecho, en 2007, la agencia internacional de investigación del cáncer clasificó la luz fluorescente como un probable elemento cancerígeno.

Dormir, la solución del cuerpo humano contra el cansancio, es un arte y una ciencia. Mucha gente asume que con siete u ocho horas de sueño mantienen en excelente forma su ciclo biológico, sin embargo, los neurocientificos apuestan más por la calidad de las horas de sueño que por la cantidad. Esta teoría desmitifica el estereotipo que convierte a los más dormilones en perezosos y, como explica el cronobiólogo Till Roenneberg, cada persona podría tener su propio cronotipo, es decir, su propio reloj interno que determina tanto las horas que necesita de sueño como su aprovechamiento. La teoría de Roenneberg hace real aquel dicho de que hay gente que puede dormir dos horas en una.

Las últimas investigaciones demuestran que la exposición a fuentes de luz azul durante la noche poluciona nuestros ciclos circadianos naturales. Se estudia también si podría afectar en el desarrollo de la obesidad porque, en la oscuridad, nuestro cuerpo aumenta los niveles de leptina, hormona que ayuda a controlar el hambre y a contribuir a que el ciclo de sueño sea más largo. Diversos experimentos demuestran que las luces de noche de los aparatos elevan los niveles de leptina, lo que provoca tener hambre durante la noche y la necesidad de consumir alimentos. Al mismo tiempo, la luz azul provoca daño en la mitocondria, a la que se atribuyen enfermedades como la obesidad, el cáncer, la diabetes y la depresión.

Por Vogue

laendina

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