El bordado inglés se compone de una serie de ojales reforzados con puntadas para crear patrones sobre la tela, los más característicos son flores, hojas y figuras geométricas.
El nombre del bordado se asocia con Inglaterra debido a que se popularizó en el siglo XIX, aunque este patrón data desde el siglo XVI. Hoy en día sigue reinventándose en diseños únicos principalmente para la ropa femenina.
Ya vimos el bordado inglés colándose en el street style de 2019: sus motivos calados y bordados resultan un inconfundible de las prendas a las que suelen acompañar, principalmente de color blanco y en formatos como vestidos o camisas (de ahí que se convirtiese también en una incipiente tendencia en vestidos de novia).
Este identificativo de algunas marcas como Zimmermann vuelve a estar presente este verano 2020 en todo tipo de piezas, pero más allá del blanco estival, el abanico se amplía a paletas de colores teja, al negro, el azul o a diferentes tonalidades de amarillo para invertir en básicos con un punto (muy) diferente.
Por La Endina y Vogue España