Hemos visto el debut de Virginie Viard para Chanel progresivamente. La legendaria casa de la camelia y el león tiene tantas caras que nos tomará al menos un año develar todas las de Viard, pero el cambio se siente ya. Hoy, la diseñadora presentó su primera colección Couture en solitario desde la muerte de Karl y estuvo marcada por un empoderamiento austero que viene desde la silueta y no la suntuosidad, un refrescante poder femenino que emociona. 

Cuando un hombre diseña para mujer se nota la diferencia de cuando lo hace una mujer para otra mujer, la comprensión de necesidades es distinta. Lo primero que me ha venido a la mente al terminar de ver el desfile ha sido el caso de Phoebe Philo, quien hizo de su Céline la marca que comprendía a la mujer y le daba poder sin comprometer la comodidad. Y todo apunta a que la línea que Virginie Viard trata de trazar en -el ahora- su Chanel va por el mismo rumbo.

Lo primero que destaca de esta colección es la simplicidad en el estilismo. La atención regresa a la ropa y a excepción de los lentes y un par de aretes, brillan por su ausencia perlas, collares, cinturones, bolsos y otros accesorios. Inmersa en una enorme y ordenada biblioteca, Viard traza un símil entre los looks y el escenario en el que eleva como principal atractivo intelecto y pulcritud. 

Las siluetas delínean la figura pero no la estrangulan, son cómodas, funcionales. Así lo hemos visto en los primeros abrigos que han salido de inspiración sartorial.

A los abrigos le siguieron conjuntos que borran la emulación al traje masculino porque tienen un discurso propio tan fuerte como para ser llamados el traje femenino. Los pantalones ganan protagonismo en esta entrega y se convierten en pieza clave para conseguir el power look Chanely explora con ellos hasta la más ancha e impactante de sus versiones sin caer en un espectáculo.  

Por Elle Mx