Ya llevamos unos años oyendo hablar del DIY, o ‘Do it yourself’ por doquier, un concepto que se aplica en diferentes ámbitos, ya sea el artístico, las ‘craft arts’, los objetos, el mobiliario, en la ropa, en diseños de papelería… Las opciones son infinitas. No cabe duda de que la fiebre del DIY por las manualidades y las creaciones personales artísticas o funcionales está causando sensación.
Si nos damos una vuelta por Pinterest, encontraremos muros a rebosar con ideas creativas para realizar desde pequeños apaños y manualidades, hasta verdaderas obras de arte completas (conjuntos de mobiliarios, escenarios, etc.) con las que decorar todas las estancias de la casa, desde unos cojines para el comedor, hasta un sofá hecho con palets para nuestra terraza.
Y es que el practicar DIY tiene también otras innumerables ventajas, de entre las que destacan la de aprovechar cosas que tenemos en casa y reducir nuestro consumo, reciclando y apoyando la óptima gestión de aquello que desechamos, algo que va muy en línea con las últimas tendencias en ‘zero waste’ (cero residuos). Además, también es importante mencionar los beneficios que esta práctica conlleva para nuestro bienestar. El tiempo que dedicamos a estas manualidades son horas dedicadas a nosotros mismos, con la satisfacción personal que ello conlleva.
En el DIY, el límite lo pone tu imaginación, y cada una de las piezas que crees será siempre única. Y recuerda que la inversión económica que realices será siempre inversamente proporcional a la satisfacción que puedes obtener.
