Los vestidos satinados con mangas se han infiltrado en las calles y nuestros feeds de Instagram, apareciendo en cuanta esquina nos asomemos desde el comienzo del verano.
Impulsado por el furor que ha desatado el atemporal slip dress, estos vestidos son el perfecto compañero de una boda de verano, y gracias a la forma cómo estos cubren los hombros, se han convertido en potenciales looks de oficina también.
Adjudicar la responsabilidad de su éxito al slip dress sería quedarnos en lo inmediato, es la fascinación por la década de los noventas, con ese balance perfecto entre romanticismo y grunge, lo que nos hace traer de vuelta a este vestido, que bien podría ser una pijama de la luna de miel de nuestras madres.
Por Vogue