Parecía que los vestidos plisados o cronchados (con efecto arrugado), estaban llamados a convertirse en nuestro salvavidas de cara a las vacaciones: su enfoque práctico y su tejido fruncido permiten que sea la prenda ideal para meter en la maleta de viaje por aquello de que no necesitan planchado.
Así lo expresábamos el pasado mes de septiembre tras atisbar la tendencia en tiendas como Zara y en desfiles de primavera 2020 como el de Jason Wu –además del look de street style de la galerista y directora de arte Lucy Chadwick–.
Ahora, con la mirada puesta en unas vacaciones muy diferentes y ante la crisis sanitaria que nos ha llevado a realizar home office a un gran porcentaje de la población, los beneficios en torno a estos vestidos se multiplican.
Estos vestidos pueden aguantar horas intactos (o, al menos, parecerlo) tras pasar muchas horas sentada frente al ordenador sin salir de casa, comiendo en el salón –una vez más, sin salir del hogar– o jugando con los niños entre reunión y reunión. De Zara, Mango, & Other Stories, Bimba y Lola o de la mítica línea Pleats Please de Issey Miyake, estas piezas de verano son cómodas, bonitas y, todavía mejor, a prueba de arrugas.
Por Vogue Es
