¿Cuándo fue la última vez que te sentaste en el sillón o en el sofá de tu casa y te sentiste verdaderamente en calma? Las pulsaciones se ralentizan, los músculos están menos tensos, la respiración es mucho más profunda y la mente, sencillamente, se queda en blanco por un momento… Ahhh, es maravillosa esa sensación, ¿verdad?

Tanto si pasas la mayor parte del día fuera de casa o trabajas y haces tu vida dentro de ella, es importante que siempre destines un rincón, por pequeño que sea, a la relajación. Inspírate con los cuatro pasos que hemos seguido para recrear este salón y descubre cómo conseguir que en tu casa reine la tranquilidad y el sosiego.

Presta atención a la paleta de colores

Apuesta por la sencillez visual. Si tienes la oportunidad, aprovecha y pinta todas las paredes del mismo color. De preferencia, un tono terroso que resulte visualmente relajante, como por ejemplo un tono rosáceo.

También puedes optar por otros tonos suaves, como los pasteles. Utiliza uno o dos colores neutros que contrasten en los complementos, como el blanco. Y, por último, añade un ambiente natural con plantas y complementos de materiales renovables aportarán mucha calidez al salón.

Despeja el espacio y mantén el orden

Para relajarte completamente, nada como tener el espacio limpio y ordenado (aunque sea mínimamente). Para conseguir un aspecto relajante, pon soluciones de almacenaje que, además de dejar que luzca el color de la pared de fondo, te ayuden a mantener el salón lo más ordenado posible.

Para conseguir un aspecto más armonioso, elige objetos de colores similares y coloca los libros en estantes con el lomo hacia adentro. También esconde cualquier cable o aparato electrónico, recuerda que la idea es desconectar.  

Guarda en cajas y cestos lo que quieras tener a mano, pero no a la vista. Si no quieres recurrir a las típicas cajas o necesitas dividir en diferentes compartimentos lo que quieres guardar, una opción bastante asequible y práctica es una mini cómoda. Viene genial para guardar pequeños objetos y tenerlos siempre al alcance sin que molesten.  

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Añade plantas para crear un buen ambiente

Nada como la naturaleza para aliviar el estrés. Además de purificar el aire y generar oxígeno, las plantas de interior aportan color, textura y profundidad a los espacios. Puedes poner tiestos colgantes encima de una ventana, macetas debajo y unos cordeles con elementos naturales atravesándola.

Las plantas con flores son preciosas, pero en este caso optamos por poner naturaleza verde principalmente, aunque eso ya dependerá de tus gustos y tu mano con las plantas. Un consejo: cuida el aroma que se respira en tu salón relajante. Para ello, unas flores secas perfumadas pueden ser la clave.

Cuida los detalles

Poco a poco, verás como van encajando las piezas para crear un ecosistema relajado. Es momento de dar los últimos toques con los complementos para completar este rincón relajante. No es necesario hacer una gran inversión para conseguir transformar un espacio o darle ese punto diferenciador.

La primera premisa para tener un espacio relajante es que este sea lo más cómodo posible. Y, ¿qué mejor que los cojines para conseguirlo? No tengas miedo a tener varios y de diferentes tamaños, incluso para sentarte en el suelo, si así quieres. Las mantas también son unas grandes aliadas para arroparte y no tener que moverte si tienes un poco de frío. Como extra, recuerda que tienes la opción de añadir una bonita alfombra que te dé un extra de calidez.

No está de más que tengas a la mano preparada una zona o una bandejita con algún aperitivo, una buena bebida caliente (como por ejemplo, un delicioso café o té orgánico) o un poco de agua fresca en una botella o una jarra. Todo lo necesario para que no te falte absolutamente nada y ni siquiera tengas que hacer viajes por la casa.

Estos son algunos de los toques finales, pero seguro que, a medida que vayas aprovechando este espacio, conocerás mejor qué cosas son necesarias para relajarte… el aroma de incienso, un poco de música de fondo, tu nuevo libro al lado, etc.  

Texto y fotos por Ikea